Dos horas y media de rock and roll, de saltos y sudor. Su música transpasó cada uno de los poros de nuestra piel y se apoderó de nuestro cuerpo y mente de principio a fin. Y es que Rubén y Leiva desde hace mucho tiempo dejaron de ser dos para convertirse en uno. Cada canción es una sorpresa, por eso cada directo es único. Te pierdes buscando sus voces intentado unirlas con la tuya. Entras en un juego que no quieres terminar.
Con Amelie el palacio se convirtió en una estela de estrellas centelleantes que el público agitaba al compás de la canción. Super Hermanas, 4y26, Llévame al baile y Beatles. A Little help from my friends. Violento amor, Pienso en aquella tarde, Madrid, Lady Madrid y Margot. Aproximaciones, Por mi tripa, Todo. Que parezca un accidente, Voy a comerte, Animales y Grupis. Todos fuimos Pereza.
te veo fan, y fan-fatal
Dejaron el escenario, el público pedía enérgicamente un último bis, y cuando parecía que realmente ese era el final salieron ya sin camisetas y con la actitud más canalla, así son ellos, dioses, y nos regalaron Señor kiosquero y Superjunkies.
“no os podéis imaginar lo eternamente agradecidos que os estamos por todos estos años, aquellos que en el 99 ya estaban en Siroco y los que hoy doce años después estáis aquí”
Volverán del mismo modo como se han despedido, por la puerta grande.